Preguntas frecuentes

– Preguntas frecuentes –

La etología es la rama de la biología y la psicología que se encarga del estudio del comportamiento de los animales. Siendo la etología clínica la encargada de la prevención, diagnóstico y tratamiento de los problemas de comportamiento de los animales domésticos. 

Dentro del estudio del comportamiento y de los problemas conductuales de los animales domésticos podemos encontrar a los etólogos (biólogos o psicólogos) o a los etólogos clínicos (veterinarios). 

Siendo importante resaltar que ambos pueden diagnosticar y tratar problemas conductuales pero los etólogos requieren de la colaboración de un veterinario para el abordaje mixto o emplear psicofármacos, mientras que los etólogos clínicos están capacitados, por ser veterinarios, a emplear psicofármacos como parte del tratamiento o analizar/realizar pruebas clínicas. 

Hace referencia a la importancia de analizar los problemas de  conducta considerando las posibles causas conductuales y/o médicas. 

Esto se debe a que muchos problemas de comportamiento pueden tener origen médico, como las agresiones causadas por la presencia de dolor. O patologías que pueden tener un origen conductual, como autolesiones causadas por la presencia de estrés. 

Por ello, es vital ante cualquier cambio de comportamiento o alteraciones de la rutina del gato acudir primero al veterinario para descartar problemas médicos.

Los problemas de conducta representan una de las principales causas de abandono y eutanasia en todo el mundo. Esto se debe a que existe un gran desconocimiento sobre cómo afrontar un problema de comportamiento, y en ocasiones, también se debe a la falta de motivación para hacerlo, ya sea por ausencia de interés, tiempo u otros recursos como el dinero.

Por ello, realizar una labor formativa y trabajar en la prevención es clave para mejorar la convivencia que tenemos con nuestros gatos, garantizar el bienestar felino y disminuir el número de abandonos y eutanasias.

Los problemas de comportamiento no son sólo casos de agresividades o fobias, y esto hace que conductas menos “llamativas” pasen inadvertidas o incluso resulten divertidas para los humanos que conviven con el gato pese a ser signos clínicos de la presencia de algún problema conductual y/o médico. Siendo las estereotipias, o conductas repetitivas, el ejemplo más representativo.

Por ello, ante cualquier conducta anómala no hay que tener miedo de preguntar a un etólogo.

Conocer el lenguaje felino permite saber cómo reacciona el gato ante las diferentes situaciones así como interpretar su actitud en el día a día. Es decir, permite identificar qué es lo que le da miedo, si está o no feliz, si busca interacción, si presenta dolor…

En esencia, conocer el lenguaje felino es la clave para entender a un gato. Lo que resulta vital para poder detectar problemas médicos y/o conductuales y tratarlos en las fases iniciales.

odos los problemas conductuales han de ser diagnosticados y tratados, pero lo cierto es hay casos puntuales en los que no siempre podrán desaparecer del todo debido a la tipología del problema, a los años que lleva desarrollando la conducta o a la intensidad de la misma, entre otros factores.

Sin embargo, siempre es necesario tratar los problemas de comportamiento para mejorar el bienestar de los felinos. Ya que aún en aquellos casos en los que no pueda eliminarse por completo el problema conductual sí se podrán establecer pautas y protocolos que mejoren su calidad de vida y nos faciliten la convivencia.

Cualquier conducta del gato que resulta molesta para los humanos con los que convive, pudiendo llegar a ser peligroso para ellos, otros animales o el propio gato.

Es decir, se consideran problemas de comportamiento las agresiones, fobias, conductas repetitivas… Pero también el rascado incorrecto de sofás, cortinas u otras superficies aun cuando el marcaje con uñas es normal desde el punto de vista etológico, ya que supone un problema para el humano.

Para el correcto diagnóstico de los problemas de conducta es muy importante saber la posición corporal del felino así como en qué contextos se lleva a cabo y por quién (en caso de haber más de un gato). 

Sin embargo, no siempre podemos estar presentes cuando realiza la conducta a tratar y/o no nos da tiempo a analizar todo lo que sucede. Por ello, el uso de vídeos permite un diagnóstico mucho más preciso y por tanto un mejor tratamiento.

En las sesiones de asesoramiento, y en especial, en las de modificación de conducta se recomienda que esté toda la familia presente o que, al menos, exista una buena comunicación entre los miembros sobre en qué estamos trabajando y cuáles serán las pautas y protocolos a seguir.

Esta comunicación resulta esencial ya que errores e incoherencias en el manejo por parte de los diferentes miembros de la familia podrían afectar al tratamiento e incluso desarrollar problemas conductuales. Por lo que resulta vital tanto desde un punto de vista preventivo como cuando ya se está tratando un problema de comportamiento existente.

Como se ve en la pregunta de abordaje mixto, un problema de comportamiento puede tener una causa conductual y/o médica. Sin embargo, para analizarlo no hay que centrarse sólo en las características propias del gato (Edad, conducta, etc.) sino que también debe analizarse el entorno y las interacciones sociales.

Esto se debe a que el tipo de manejo, modificaciones de la estructura familiar, cambios del entorno, etc. Pueden ser los causantes de la aparición del problema de conducta.

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